Si sospechas que padeces un trastorno alimentario, o sospechas que una persona cercana a ti puede estar pasando por ello imagino que tendrás muchas preguntas. ¿Qué me ocurre? ¿De verdad es tan grave? ¿Qué puedo hacer?
Voy a tratar de darte alguna información útil.
En primer lugar voy a realizar una breve descripción de los diferentes trastornos de la conducta alimentaria (TCA) que están reconocidos actualmente en el DSM-5, que es el manual diagnóstico más ampliamente utilizado por psicólogos y psiquiatras y el que yo utilizo habitualmente.
Un trastorno de la conducta alimentaria es un trastorno psicológico en el que hay una alteración de la conducta alimentaria, es decir, de aquello que comemos,en qué cantidad, de qué manera.
La anorexia se caracteriza por el ayuno, la pérdida de peso y el temor intenso a la ganancia de peso. La persona con anorexia se priva de determinados alimentos, puede utilizar el ejercicio extenuante o el vómito con el fin de adelgazar y otros comportamientos purgativos. Generalmente se considera que una persona padece anorexia cuando su peso está por debajo del 85% del peso esperado para su edad y su altura, o tiene un índice de masa corporal igual o inferior a 17.5.
Como en la anorexia, en el caso de la bulimia nerviosa hay un temor intenso a la ganancia de peso y un deseo de bajar de peso. Hay comportamientos dirigidos a este fin aunque la persona cae de manera habitual en darse atracones de comida. Tras los atracones viene la compensación en modo de vómitos, ejercicio compulsivo, laxantes, dirutéticos... Una de las diferencias entre la anorexia y la bulimia es que en el caso de la bulimia el peso suele estar dentro de lo normal.
En este trastorno la persona se da atracones de comida pero tras estos no realiza ninguna conducta compensatoria. El atracón tiene la misma finalidad que en los otros trastornos alimentarios: calmar las emociones, afrontar el estrés y eludir los problemas. En el trastorno por atracones la persona suele tener sobrepeso.
Es necesario en primer lugar saber qué trastorno alimentario padece la persona. A veces no es fácil trazar la línea ni podemos hacer compartimentos estancos entre los diferentes trastornos alimentarios, pero es positivo indagar y conocer bien las conductas concretas que lleva a cabo la persona.
Para ello utilizo la propia entrevista clínica y cuando lo veo necesario algunos instrumentos como cuestionarios, tests y autorregistros. Son necesarias unas 5 sesiones para realizar la evaluación.
El tratamiento de una persona con un trastorno de la conducta alimentaria se basa en una evaluación detenida y detallada. A partir de aquí se empiezan a contemplar los objetivos en los que ir trabajando poco a poco, al ritmo de la persona. En el tratamiento se utilizan diferentes técnicas y ejercicios: terapia cognitivo-conductual, terapia basada en la compasión, visualización, exposición, ejercicios corporales… La cantidad de herramientas y ejercicios que se pueden utilizar son innumerables.
Es importante tener en cuenta que:
– Se utilizan los ejercicios y recursos con los que tanto la persona como la psicóloga se sienten cómodas. No hay dos pacientes iguales ni dos psicólogos iguales. Hay muchas formas de llegar al mismo fin y no es necesario utilizar un ejercicio o técnica concreta si no cuadra contigo. Eso no quiere decir que el trabajo terapéutico sea fácil o cómodo. Normalmente hay que poner esfuerzo y salir de la zona de confort, una cosa no quita la otra.
– Los ejercicios, recursos, herramientas, terapias… funcionan en el contexto de una buena relación terapéutica entre paciente y psicóloga. Pongo mucha atención a cómo se va desarrollando la relación terapéutica y mucho mimo en que la relación se construya correctamente pues es la base para que la terapia sea eficaz.
Siempre hay que realizar una evaluación individualizada y no presuponer nada, pero es muy frecuente que bajo el trastorno alimentario haya problemas de autoestima y dificultades de regulación emocional.
El deseo y los intentos por conseguir un cuerpo delgado o con una forma determinada con frecuencia vienen motivados por la necesidad de ser aceptada, de no ser rechazada, de ser admirada. Al no haber una autovaloración se busca la valoración externa a través del cuerpo y también con frecuencia a través de los resultados académicos y los logros profesionales. También puede ocurrir que la persona busque la delgadez como un modo de no ser vista, de ocultación, pues hay mucha vergüenza y mucha sensación de rechazo.
Los atracones o el comer emocional suelen ser una manera de regulación emocional. Comer calma, ayuda a no pensar, adormece las emociones. La persona no ha aprendido otros recursos para gestionar sus emociones, o estos recursos no están lo suficientemente desarrollados.
Las sesiones tienen una duración de 55 minutos y la frecuencia es de una sesión por semana.
Sí, por supuesto. En muchos casos, especialmente en el caso de los trastornos alimentarios, es necesario que la persona sea atendida por otros profesionales. Puedo colaborar con los profesionales con los que la paciente ya esté siendo atendida o bien derivarla a profesionales con los que colaboro de manera habitual.
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